Y en el trabajo, esas oficinas
vidriadas de Zonamerica -con Last Fm de testigo- me vieron repetir
algunos temas obsesivamente. Mojo Pin era y es mi favorito.
Concedo que mi paladar musical nunca fue muy sofisticado -más bien
ecléctico- y en aquel entonces la juventud me imponía temas
alegres, diversos y por lo general de alto tempo. Sin embargo,
Buckley me cautivó, me pareció un músico que debía ser reservado
exclusivamente para las noches de sonambulismo amoroso. Para los
apasionados, los que les rompieron el corazón a tijeretazos, los
enamorados insufribles y claro, los raros, los excepcionales. Para
personas que no pueden vivir sin música. Aquellas que buscan sentir
y vivir raudamente.
**Ellas** son canciones que
resultan brutales, en todo sentido. La voz de 4 octavas y media llega
a niveles imposibles, rompiendo con todas las barreras de protección
sentimental que pone la racionalidad. Las derrumba con el sólo
soplar del rango vocal y los arreglos instrumentales. Es terror sin
adulterar para un novato del amor.
Last Goodbye, no es un tema
de Jeff, pero su interpretación no deja de ser única, es
desgarradora, removedora y pura. Cada vez que la escuchó, aunque
pasen minutos o años - de intervalo feliz- me emociona. Me hace
querer correr a la casa de mis grandes adversarios y golpear aquellas
puertas, hasta la catarsis de volver a capturar ese amor perdido.
Encontrar esa mirada que lo sabe todo, que comprende exactamente el
dolor que llega a reflejarse en ambos rostros.
No todo es magia, pero casi todo. So
Real, me aburre un poco, quizás porque los demás temas agotan
mi sensibilidad. Lilac Wine, irónicamente siempre llega a ser
mi hoy, *Hipnotized by a stange delight* singing *Where´s my love*
Una pregunta que toda persona, llega a hacer inconscientemente,
aunque se vista de Darth Vader, porque el amor de uno es importante.
Sea quien sea. Dure lo que un lirio o sea tan eterno que se haya
consumido antes de tiempo. Y Lover, You Should've Come Over, se suma a la letanía del no ser
correspondido. Cuando en realidad, si uno siente verdaderamente esa
extraña sensación, que vocifera a medias voces Jeff, a susurros, y
a armonías… Bueno, nada importa, verdaderamente, nada es tan
importante. Sólo el “it´s not to late” que cierra el capítulo,
con moralejas que no se cumplen.
Grace trae canciones engarzadas por
quebranto y revelación. En este disco, es verdad que el tiempo y el
amor, a veces nos convierte en mentirosos. Creí odiar Lilac Wine
cuando la escuché por prima volta, por melancólica, por
desesperada. Creo que hasta me impacienté cuando dieron el Play
porque yo vivía un amor de rosas, precisamente en el momento de la
escucha y me pareció terrible engañar al corazón con tanto dolor.
Luego, la vida cambia y uno se refugia en aquello que no encajaba
antes con el panorama sentimental del momento.
Inevitablemente, siempre lloro con
Hallelujah, demás está decir que Leonard Cohen compuso este opus
que siempre arranca maravillas en la mente de uno. Y su Hallelujah es
sombrío y asombroso. Pero Jeff Buckley es Jeff Buckley, lleva en su
hombro a Tim Buckley y sus increíbles y delicadas canciones, algo
varoniles por demás pero llenas de resonancias disimiles. Mientras
el disco único de su hijo, es otra cosa. Un algo extraño compuesto
de música nocturna alterando sensibilidades dispares, que son por
sobremanera supraterranales y disonantes conceptualmente. La genética
es una cosa y la experiencia vital es otra, la carrera emocional de
Jeff, llega a ser un tributo a su madre, como músico ha ahondado en
un camino distinto al de su progenitor, a pesar de su cuasi
celeridad.
Mary Gilbert merece una estrella
dorada. Una de las que pulsan el cielo realmente. Dicen que el amor
de madre es un misterio difícil de entender. Y uno lo visualiza
cuando ve la cruzada, digna de una lacrimosa, que ha hecho por rendir
tributo a su hijo. El mundo de oyentes le debe aplausos por armarse
de valor y seleccionar los tracks (incompletos) que componen
****Sketches for My Sweetheart the Drunk**** después de que Jeff se
ahogara trágicamente en un accidente tan insensato como tremendo a
los 30 años.
Enterrar a otro músico, le tocó a
Gilbert, después de perder a su esposo en 1975, por una sobredosis
de heroína, cuando él tenía tan solo 28 años.
Recuerdo encontrar el disco, de
casualidad, en la tienda de música del Galpón, y constatar que ya
estaba prometido a otra persona, y que había que pedirlo
especialmente a USA. Desilusión vaga. La tapa ecléctica colorida me
seducía y me repelía a la vez. Mi Jeff era melancólico, era
oscuro, era ese de la chaqueta azul con piedras engarzadas, ¿sería
azul?, como aquel amor que yo misma había perdido. Era un músico
lleno de misticismo que te emocionaba con la mirada, cuya voz llenaba
los cuencos del corazón, alguien distinto. Escuchando Sketches en
youtube, descubrí que Jeff era otro, el mismo pero que yo nunca lo
había conocido. Alguien digno de descubrir y alguien alegre, aún al
ser misterioso y profundo. Como una cañada que
trasmuta en un Río. Your flesh is nice/ Everybody here wants you/
Morning Theft / I know we could be so happy baby (if we wanted to) /
You & I / Jewel Box / The Sky is a Landfill / todas ellas y más
son Buckley.
La ruta escénica nos lleva a sus
grandes hits, las declaraciones de amor de la crítica, el culturismo
que se apodera de su obra. Más allá de eso, vale la pena descubrir
al músico que amaba la ruta. Always on the Road, como cuando murió.
El que se reía a carcajada, el que tocó en centenar de bandas antes
de hacer estrellato público con su voz laureada. El que llamaban
Scottie y creció muy americano, y le encantaba el tour y hacer
performances sorpresas con seudónimo. El que no tenía sed de fama,
pero tenía sed de música, de vivir. Para descubrirlo hay que abrir
la caja de pandora y escuchar sus bootlegs, sus Live at Siné, at
Berlin and so ON.
Claro que todos los temas de Jeff
pueden padecer de la enfermedad del oxímoron lírico. Un peligro
para el lector, parecido a esta nota. A veces peca de melosa o de
tintes trágicos. Implícitamente buscan emocionar, te empujan al
balcón, a tirarte o a disfrutar la vista. Estrellas para descubrir,
sombras de árboles para explorar con la mirada, el aroma de la noche
en las narinas, los jazmines del vecino que se implantan en la mente,
o el cigarro olvidado en algún cenicero de estudiante de bohardilla.
Es un placer raro, la conversación espontanea con alguien y escuchar
que el nombra fugazmente una canción de Jeff, azarosamente, una
correspondencia directa como un tiro al corazón. Nunca le erra.
Pero Grace y toda su obra,
recopilada a posteriori, es rock clásico. Rock de la más pura cepa.
Hay “Yeahs” que se abren en guitarras eléctricas y siguen un
beat desquiciante, siempre bello. Sus antecedentes hablan de blues y
soul, sus miles de performances en vivo, hablan de lo diverso que
puede llegar a ser y también del porte de su genialidad. Poco es
decir que ha sido galardonado por las generaciones que no lo
conocieron. No quiero citar la cantidad de premios que ha acumulado
hoy, ahora rendidos en la pira fúnebre, que nunca fue. De todas
formas, todos sus grandes entusiastas, le dan el mejor premio, cada
día que ponen Play. Y él sigue regalando marchas triunfales,
baladas, covers que son sólo patrimonio suyo, himnos al amor.
Si Grace fuera el último
disco sano en la tierra –post bombardeo apocalíptico– quizás
sería suficiente. Ni hablar de sus hermanos apócrifos. Montag y el
fénix a salvo.
Zala.
***
Postcript
[Como persona que se dedica al
audiovisual y ama al cine, no puedo dejar de recomendar, a todo
escucha, que se digna responsable, visualizar la figura sensual y
poderosa de Jeff Buckley en vivo. Quizás es demasiado para ustedes.
Quizás les pasa como a mí, que lloran haberlo conocido post mortem,
y piensan que podría haber sido un compañero para su vida, porque
era quien sentía realmente / un iluminado de los secretos de la vida
/ un ser sensible / alguien que trovaba, que buscaba amor./ Pero
alguien muy divertido, gracioso, con alma de niño / Por unos
segundos tremendos sufrí su muerte como un allegado como una perdida
mía / Pero más allá de lo terrible de su muerte, beber con los
ojos lo bondadoso de su genialidad, el detalle de su atuendo, su
espontaneidad y el compromiso con su arte / las tomas cuidadas a su
guitarra en los videoclips varios que hay / la iluminación que le
dibuja el rostro y aquella irreverencia mágica de su voz. Les juro
que no salen perdiendo.]
Listado azaroso de algunos temas que
merecen escucha:
Grace
Your flesh is so
nice
Everybody here
wants you
“I know it´s
over”
Calling you
I know we could
be be so happy, baby (if we wanted to be)
All Flowers in
Time (c/ Liz Fraser)
Je n'en connais pas la finDylan tribute
If You See Her, Say Hello
Mama, you´ve been in my mind
I shall be released
The Other Woman
Just like a woman
Las canciones a
Nina Simone
Performance Live
at Sin-é (ciclo)
Morning Theft
Jewel Box
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