lunes, 5 de octubre de 2015

Juana Molina - Rara (1996)


Cuando adolescente la rebeldía me agarró de forma silenciosa. Todo ese despertar a gustos nuevos y propios, que rompieran con las estructuras parentales y del sistema, que la llevaran a una a enfrentarse a los padres violentamente, típicos de la edad, yo los procesé y viví de forma casi silenciosa e individual, rebelándome hacia adentro y chocando familiarmente por pelotudeces del carácter. Pero por eso también fui una adolescente rara.
Juana Molina me conquistó con su humor hace muchos años, cuando Youtube me abría a nuevos universos. La música llegó después, cuando la rareza de antes hacía rato se había logrado camuflar, aunque siguiera latente, en las dos o tres normas comodín que adopté en la adultez.
Y este disco tiene casi veinte años pero a mí me vino al pelo ahora. A mí me rescató la rara, la rareza, la raritud de entre el tedio de una normalidad adoptada. Porque la música entre pop y canción te engancha y las letras cantadas como si ese canto fuera nomás sentarse mate de por medio para hablar con un interlocutor cómplice, permiten tanto la flojera de ponerla de fondo y no darle bola, como concentrarse, emocionarse y sonreírse al prestarle atención. Hasta a veces mover la patita.
Rara (1996), arranca contando una historia de mi temprana adolescencia, sobre el pibito que me gustaba y vivía en otro país. “Piensa que él piensa en ella, aunque él no le escribe, / ni la llama ni le da señales ni nada, / y ella sigue tan, tan enamorada.” Bien paloma y sin embargo su magia de voz y música lo eleva un poquito a la categoría de buen tema para abrir un disco.
“En los días de humedad” me trae los pensamientos y actividades de mis amigos lejanos, porque siempre una puede fabricar recuerdos verosímiles o verdades con frases lo suficientemente vagas que otro trata de meter ahí donde no hay necesidad de ser precisos. Yo me enamoro de ese Federico que pinta un animalito cada vez que la escucho.
Si alguien me dice que hay una canción con rimas siempre iguales, agudas terminadas en ó u ón, desconfío. Y sin embargo “Vergüenza es robar y que lo vean” parece el resumen de un corto indie convertido en canción hermosa, aunque uno no entiende quién es quién, pero para eso hay que ver el corto.
Poco hablan Juana y este disco de una mujer rara, más bien parece el diario íntimo de una mujer mundana, ella nomás se siente rara, como la canción homónima, “por lo de él”. Pero esta rareza sobrevuela en el conjunto de anécdotas, sueños, historias y confesiones y en el hecho de usarlos para un disco, para ponerles música.
Cuando se pone rockera, manda a cagar a uno que se va a morir, después todo es historia mínima, intrascendente, que busca la excusa de la canción para aparecer entre los días de uno.

Si este disco fuera una etapa de mi vida, sería la adolescencia flaquita y silenciosa que vengo a rescatar de a poco ahora.

Eclipse.

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