lunes, 4 de mayo de 2015

Sleater-Kinney - No Cites To Love (2015)


En los años noventa el programa Dínamo de X FM tenía una sección que se llamaba ‘Perdedores pop’, en ella se presentaban algunas bandas o músicos que por alguna razón no habían conseguido el éxito merecido. No recuerdo quienes formaron parte de ese espacio, solo recuerdo quien abrió el segmento: Otis Redding, polémica elección (aunque compartida), porque el dios de ébano murió poco después de grabar ‘The Dock Of The Bay’, y no conoció la canción terminada, ni el éxito que la canción logró internacionalmente que lo hubiera convertido en un artista global en vida. De esos casos, me viene a la mente Big Star como grandes perdedores, con un sonido que tenía todo para llenar estadios. Pero no quiero referirme a perdedores, quiero referirme al triunfo inesperado de Corin Tucker, que si fuera por su voz ya tendría todas las credenciales para ser destacada. Ésta mujer integra Sleater-Kinney, una banda incendiaria que en 2015 volvió para que le devuelvan lo que le pertenece y aún más. A finales del año pasado, la noticia me invadió y me llenó de alegría, ya que mi fanatismo por la banda se acrecentó casi en el momento en el que se separaban.


Después de la gira que acompañó a su obra maestra The Woods, decidieron darse un impase. Las actividades que habían encarado sus integrantes me daba poca esperanza que volvieran. Mientras Corin Tucker inició una convincente carrera solista, su socia musical Carrie Brownstain creó el programa de comedia Portlandia (en época de sequía musical el programa se transformó en la mejor banda de rock que podías ver).

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No Cities To Love es la respuesta a todas la expectativas, el disco es directo y sin beneplácitos, rápido y nervioso, urgente sería la palabra. Las chicas rockean pero son demasiado inteligentes para solo quedarse en eso. Sin querer crearon un clásico instantáneo. Fue una espera demasiado larga, solo mató la ansiedad los dos adelantos del disco, los cuales presagiaban que el disco podía ser un regreso serio, en especial por la segunda canción presentada, “Surface Envy”, donde la voz de Corin Tucker la hace presumir y deja el trabajo instrumental a la altura de mis expectativas: las guitarras de Carrie y Corin dialogan, son amables, de camaradería. Las melodías son inteligentes desde la base rockeras, con el giro preciso para volver a las canciones verdaderas gemas. A lo largo de todo el disco Corin suelta todos sus trucos, su manera única de estirar las notas de una forma emocional, quejosa y confrontativa (como se arruga su frente cuando emprende las notas más altas). Su voz también puede ser evocadora y aleccionadora, aumenta el riesgo al convencernos con versos como los de “Surface Envy” (“We win, we lose, only together, till we break the rules”). Corin tiene de esas voces que puede crear todos esos sentimientos encontrados. Pero a la cantante más audaz y completa la encontré en la penúltima canción del disco: “Hey Darling”, la voz flota en la melodía mientras comparte sentimientos profundos que develan por qué estuvieron fuera del circuito durante todo este tiempo. “No conozco a nadie que pueda cantar así. Y conozco a un montón de gente que ni siquiera va a querer cantar así”, le dijo Carrie al New York Time acerca de cómo suena la voz de Corin. Esta es la gran estrella del disco, mientras Carrie es la estrella mediática gracia a la popularidad del show televisivo. Es por eso que Corin se impone. No hay una cantante como ella, su voz se erige entre las más destacadas de la época, es la mejor cantante viva o por nacer. Su triunfo es por cómo le ha puesto el cuerpo a la música: una señora cuarentona cantando rock, la gordita cachetona vestida para la ocasión que tiene una voz arrebatadora (antes me hubiera enojado que la llamaran ‘la gordita’).

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Sleater-Kinney siempre gozó de la aprobación de la prensa especializada. Pero nunca tuvo ese momento de explosión cómo el que gozó Liz Phair con el ‘Exile in Guyville”, que obligó a Matador Records a negociar con un sello multinacional para que se hicieran cargo de la demanda que estaba teniendo el disco. Siempre se movieron en huestes de indie rock, mientras contemporáneos llenan estadios en aburridos shows acompañados por panderetas. El sonido de este trío no se ha oxidado, es abrumador ver los shows que están haciendo, calor y potencia es lo que transmiten vía You Tube. Seguramente la experiencia de presenciar un concierto debe ser como caer en la tormenta perfecta: dos cantantes que al armonizar sus voces, recuerdan a los mejores momentos de las bandas de chicas de los sesentas, intercambiando el liderazgo (incluso dentro de la misma canción), como dos fuerzas de la naturaleza chocando. Se escucha claramente que ninguna de las dos quiere intervenir en el espacio de la otra; solo en el momento que una tercera voz se presenta, parecen encontrar una tregua por quien tiene el mejor papel de la película. Detrás de los dos tornados, Janet Waiss choca contra estas dos, aunque su mayor aporte es su precisión como baterista: toda energía y sexualidad, escuchar la fuerza atronadora que nace desde los golpes profundos, gordos y siempre originales, imposible desasociarla hoy del sonido de la banda. Mientras Carrie y Corin tienen un duelo eterno por el pasado que las relaciona, Janet se ocupa de lo que mejor sabe hacer: aporrear tambores y darle seguridad a sus compañeras para que prosigan estirando su pugna. Si se las ve, Carrie tiene todas las de ganar, ella es la guitar hero menos sospechada; al igual que al momento de no tener banda creó un programa de televisión, como guitarra es audaz. Lo de ella no es solo tirar riff rápidos para dejarte aturdido y estúpido, su estilo es de armonías, eliminando casi en su totalidad los solos. En escena, baila, se contorsiona y es desafiante, parece imposible perderla de vista. Cuando los torpes movimientos de Corin se muestran, sos atrapado por el poder de su voz. En ese momento todo se termina, hay un dominio psicológico que ejerce sobre nosotros los incautos, todo está en esa voz. Los años le han dado a Corin Tucker una madurez y precisión. Siempre me emocionó, hoy me desarma.
Se puede hablar de las virtudes individuales de cada una, pero es lo que las une y las hace únicas el remolino que se forma dentro del trío al momento de ejecutar sus instrumentos. Demuestran en este disco todo, aún tienen mucho para dar, los años les dieron la calma para replantear sus vidas y para una vuelta implacable. Pero siempre termino volviendo a lo mismo: las canciones de Carrie son estupendas, pueden ser los cortes del disco, pero se mete Corin y todo cambia, todo mejora. Un ejercicio tonto puede ser contraponer el disco de Carrie y Janet de Wild Flag, dos tercios de la banda en otro contexto, con un sonido semejante. Un gran esfuerzo, pero siempre te quedas esperando el lanzallamas.

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Me derivé en otras cosas porque no estoy interesado en describir el disco canción a canción, ésta es una obra integral. Las voces y los versos se funden entre las dos cantantes, lo mejor es escucharlo y ser partícipe de esta vuelta. Nos privilegia la época que da la posibilidad de conocer al instante éste disco que no tiene desperdicio. Hace más de diez años las conocí de fotos, entrevistas, reseñas de sus discos y la página web más fea e incompleta que recuerdo (cuatro miserables enlaces tenía, que no llevaban a ningún lado). Por alguna razón me alcanzó y bastó para ser incondicional, porque el día que las escuché no hubo vuelta atrás. Es algo que me pasa muy a menudo, una muestra me alcanza para decidir si seguir perdiendo el tiempo en los artistas que se vuelven carne en uno.
Este disco se editó en enero y no creo escuchar nada este año que lo supere, éste es un disco que transpira como nos hizo transpirar el verano 2015; aunque fue editado en el invierno de ellas. Presentándose en lugares cerrados, los privilegiados se amontonan y aprietan para verlas tocar más de cerca, y al final se van de las salas empapados y satisfechos por haber estado en la vuelta y ser parte de un mundo donde Sleater-Kinney pueden provocar al escucha atento; que cada vez son los menos. Deberían estar llenando estadios (y ver si rompen al axioma). Bueno que la popularidad de Carrie en televisión lo haga posible, porque el acontecimiento del año es No Cities To Love
 El único defecto del disco es que solo dura treinta y dos minutos.

Este disco sería un corazón envuelto en papel de estraza tirado en la calle. La mayoría lo va a ignorar, al que se anime a levantarlo, desenvolverlo y escucharlo latir, le puede salvar la vida.

Esteban

7 comentarios:

  1. Este blog es una fantasmada, por suerte lo reconocen en el nombre. Un asco esa manera de escribir y el contenido

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  2. Wow qué altura. puta en todo caso

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  3. Borran los comentarios. Fascistas de la opinión, no bancan nada. Para qué hacen un blog de opinión? para qué habilitar dejar comentarios si solo permiten alcahueteadas?

    Inti

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  4. Puto el que lee

    o el que comenta

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