Se precisa un genio especial para trabajar con lo cursi y no ser cursi. Pienso en las delicadas perfecciones de Douglas Sirk, en algunos versos de Julio Herrera, en las canciones de Jacques Brel. Es difícil hacer una canción llamada “No me dejes” y eludir el ridículo. No es fácil cantarla en un primer plano intimísimo, completamente sudado y al borde del llanto, y no hacer el ridículo, tampoco [ver: https://www.youtube.com/watch?v=NhpHMmnGXOA].
lunes, 25 de mayo de 2015
lunes, 18 de mayo de 2015
Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota - La mosca y la sopa (1991)
La
mosca y la sopa fue el primer disco de los redondos que escuché.
Había escuchado temas desperdigados pero nunca un disco entero.
Me
acuerdo que en los cumpleaños de quince, siempre cerca del final,
pasaban “Mi perro dinamita” y “Un poco de amor francés” y
todos nos volvíamos locos. Así que una noche de esas, medio
borracha, le pedí a un compañero de clase que me prestara algún
casete. “Cuidámelo”, me dijo al lunes siguiente, mientras metía
La mosca y la sopa dentro de mis manos. Yo asentí con la cabeza.
Apenas
llegué a casa, me encerré en el cuarto y lo escuché: una, dos,
tres veces. “Salando las heridas” fue el tema que amé desde el
principio. Cerraba los ojos y movía la cabeza al ritmo de la música.
Había encontrado algo. Me había encontrado. ¿Yo? Yo, ricotera.
lunes, 11 de mayo de 2015
John Broomhall - Transport Tycoon Deluxe Soundtrack (1994)
Cuando era chico, martes y jueves de Durazno, tenía un poco más de una hora entre la clase de inglés y de informática. Entonces me tocaba caminar solo –pequeño triunfo de libertad de pueblo–hasta la casa de unos amigos de mis padres y esperar ahí para después cruzar la calle e ir al Instituo de Informática Viñales (Artigas casi Lavalleja). Lo que más recuerdo es ese rato en que tenía para mí solo la PC de la casa, más linda y con programas más misteriosos que la mía, capaz que porque a esa la podía usar solo cada tanto. Entre otras maravillas había un juego de transporte. Uno de esos de armar una empresa y llevar carga de un lugar al otro en trenes (siempre me fascinaron, capaz que porque siempre leía sobre ellos y acá parecía que no existían más allá de las vías casi siempre desiertas y en silencio). Nunca entendí demasiado cómo jugar, entre el inglés cerrado –en ese entonces yo apenas contaba con el conde de Plaza Sésamo– el tutorial que solo las últimas veces descubrí y terminé por repetir una y otra vez en la esperanza de lograr algo más cuando empezara la partida. Ahora que vuelvo a ese recuerdo me doy cuenta que misteriosamente tiene apretado el botón de mute, apenas recuerdo algún sonido de locomotora, una bocina apagada pero nada más.
lunes, 4 de mayo de 2015
Sleater-Kinney - No Cites To Love (2015)
En los años noventa el
programa Dínamo de X FM tenía una sección que se llamaba ‘Perdedores pop’, en
ella se presentaban algunas bandas o músicos que por alguna razón no habían
conseguido el éxito merecido. No recuerdo quienes formaron parte de ese
espacio, solo recuerdo quien abrió el segmento: Otis Redding, polémica elección
(aunque compartida), porque el dios de ébano murió poco después de grabar ‘The
Dock Of The Bay’, y no conoció la canción terminada, ni el éxito que la canción
logró internacionalmente que lo hubiera convertido en un artista global en
vida. De esos casos, me viene a la mente Big Star como grandes perdedores, con
un sonido que tenía todo para llenar estadios. Pero no quiero referirme a
perdedores, quiero referirme al triunfo inesperado de Corin Tucker, que si
fuera por su voz ya tendría todas las credenciales para ser destacada. Ésta
mujer integra Sleater-Kinney, una banda incendiaria que en 2015 volvió para que
le devuelvan lo que le pertenece y aún más. A finales del año pasado, la
noticia me invadió y me llenó de alegría, ya que mi fanatismo por la banda se
acrecentó casi en el momento en el que se separaban.
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