lunes, 27 de julio de 2015

Estampita Records - El progresismo tiene sus ventajas (2015)



Ya pasaron dos años desde que el colectivo Estampita Records salió de las cuevas al bandcamp con Cosas de la civilización, un compilado de temas con retrogusto a manifiesto y olorcillo a espíritu adolescente. "Venimos a quemar todo", parecía anunciar el tiranocyborg que Uni materializó en la tapa. 11 temas grabados con ansiedad de estudio casero, un poco más lejos del lo-fi democrático y resignado. La carta de presentación de un puñado de bandas unidas más por modos de producción que por cordones umbilicales estéticos, que en estos dos años generó una cantidad incontable (contable si hubiera paciencia; no hay) de espacios de difusión, alianzas con otras movidas emparentadas y eventos preferentemente gratuitos, rasqueteando la ciudad en busca de rincones para tocar que hayan escapado al escáner de la Intendencia de Montevideo -en alianza con algunos vecinos de bien- y su política de que un decibel de un bar es más indeseable que uno de un taller mecánico, del vómito grave del caño de escape de un ómnibus o de un tablado en algún febrero que dura cada vez más que 28 días. Si Cosas de la civilización era una promesa calculada en horas de grabación hogareña -todas las bandas se internaron un fin de semana en la residencia de los hermanos Garrido, AKA Los Mostachos-, este sucesor llamado El progresismo tiene sus ventajas es una docena de temas grabados en vivo o en salas de ensayo, como un testimonio de un cardumen de músicos movedizos, como una foto de un inspector de tránsito o un diario de ruta descargable en formato MP3. Y gratis, porque los de Estampita no buscan dinero sino fama, ese subgénero del amor.

lunes, 20 de julio de 2015

Alberto Mastra – Un oriental para el mundo (1956)


Hay actualmente (y no sé por cuanto tiempo) en Fundación Unión una exposición curada por Pablo Thiago Rocca que se llama Arte Naïf en Uruguay. Hay un mosaico de Perón, caballitos, ángeles y sirenas, novios y vírgenes. Hay la cosa más perfecta: las delicadas obras de Alberto Mastra.

lunes, 13 de julio de 2015

Pearl Jam– Vitalogy (1994)


En 1996 tenía 13 años; un año antes había entrado al secundario y recuerdo claramente las palabras de un compañero de 1er año que me dijo: “bienvenido al mundo del rock”, y me mostró discos de vinilo de Black Sabbath, The Doors y Nirvana. Fue mi despertar en ese mundo. De mis viejos cassettes (de niño obviamente), Modern Talking, Michael Jackson y algún que otro guilty pleasure que no viene al caso nombrar, pasé a los nuevos cassettes de Nirvana, Pearl Jam, The Doors y muchas otras bandas. Sentía que había mucho por descubrir y no había tiempo para perder. En ese momento, MTV aún se dignaba a pasar videos, pero buenos videos. Pearl Jam, Soundgarden, Alice in Chains y todos los niños del grunge. Encabezado por Nirvana, no cesaban de sonar en los mejores programas, era un deleite para los ojos y oídos. Puedo decir que soy parte de la generación que vio al MTV de Beavis and Butthead y todo lo bueno que había en esa época.

martes, 7 de julio de 2015

The Girl Groups- The best of the girl groups Vol. 1 y 2 (1990)



“Lo primero que voy a hacer es sacar esta música” dijeron mientras sonaba “My Guy” de Mary Wells. Lo que pensé en ese instante fue: «sacar ésta música para no poner música». Ese es el problema en Spotify: todos se creen que saben de música porque pueden cliquear y reproducir una lista de reggaeton. El incidente se dio en mí trabajo, yo les había hecho una caricia en los oídos y en especial al alma, pero nadie pareció notarlo, inclusive horas después escuche: “menos mal que cambiaron la música porque me estaba durmiendo”. Asumo el error, es mi culpa intentar darle a la gente más de lo que se merece. También está el hecho de que a la gran mayoría de la gente no le gusta la música. Si se le pregunta a una persona si le gusta la música, seguramente conteste sí. Al instante si se le repregunta qué es lo que le gusta, va a contestar cualquier cosa: la letra de la canción, el pelo del cantante, las tetas de la vocalista; nada que tenga la menor relación con la música.